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Juan Pablo NIETO MENGOTTI, Elogio de los abogados hecho por un fiscal

Soy amigo de Juan Pablo Nieto desde nuestro tercer curso de carrera, 1978/1979, año en que le conocí, en la Universidad de Santiago de Compostela. Por eso me es imposible ser demasiado objetivo en la elaboración de esta reseña.

En ese año de 1978, por razones las que sean, cuando ya no había Franquismo pero tampoco había Constitución, yo acabé en la Universidad de Santiago de Compostela, sentado detrás de un pupitre, en un asiento donde no conocía a nadie y viviendo como un espectro al que nadie se acercaba. Me incorporé a una clase donde todas las relaciones humanas llevan tiempo consolidadas y en la que no conocía a nadie. Una situación verdaderamente tétrica.

Pero ese mismo hecho en la Universidad de Santiago de Compostela, a la que entonces la mayoría de la gente que acudía venía directamente del campo, sin pasar antes por la ciudad, me resultaba, a mí, que venía de Madrid, una de las urbes más universales del mundo, como ir a la luna sin escafandra. No tenía oxígeno. Tardé mucho tiempo en congeniar con alguien. Todo por empezó por la única persona elegante que había en aquella clase, que me dijo: «siéntate aquí». Fue el primero que me trató como un amigo. Ese era, y sigue siendo, Juan Pablo Nieto Mengotti. Luego nos vimos muchas veces, tomamos muchas tazas de ribeiro juntos, nunca jamás cometimos ningún exceso, y hemos pasado grandes ratos agradables en magnífica conversación.

La última ha sido la presentación de este libro, en el Colegio de Abogados de Madrid, con la presidencia del decano José María Alonso, y la intervención de la Abogada General del Estado, Consuelo Castro; el académico Antonio Pau Pedrón, y el editor, Eduardo Riestra. Puedo decir que fue para mí una especie de reencuentro, después de haber pasado un largo tiempo sin ver a Juan Pablo. Éi hoy es Fiscal pero antes fue secretario del consejo de administración de Pelayo, una mutua aseguradora. Y mientras trabajaba allí, en un momento mío que crisis personal, cuando yo vivía en Palencia, fue de las pocas personas que, movidas por la amistad, se personaron allí simplemente para comer conmigo y saber cómo estaba. Pueden ustedes comprobar cuán alta es su categoría humana y hasta qué punto un amigo se comporta como tal justo en los momentos difíciles. Ese es Juan Pablo Nieto. En aquella comida recuerdo que él estaba buscando la idea de cómo organizar un premio para juristas y acabó diseñando el premio Pelayo, que es obra suya e idea suya, y que hoy es una especie de premio Nobel local para juristas.

Desde mis más antiguas conversaciones con Juan Pablo Nieto he podido constatar su preocupación por la abogacía considerada como profesión. Por la actitud del abogado ante la vida. Fue él quien que me habló por primera vez, y luegio quizá demasiadas veces, de Ossorio y Gallardo y de los grandes abogados que ahora desfilan por su libro.

Movido por tan grandes impulsos y desde luego también por la amistad, me permito señalarles que este libro deben leerlo todos aquellos que amen la profesión de abogado, porque encontrarán aquí las claves de su trabajo y toda una filosofía resumida, compendiada en sus fundamentos. Sin duda pasará un rato agradable. Los que no tengan tanto amor por la profesión de abogado pueden también echarle una provechosa leída, porque el anecdotario es inmenso. Tengo la impresión, que no puedo certificar, de que Juan Pablo lo que ha hecho ha sido recopilar un anecdotario que viene acumulando desde hace muchos años, y que se sabe de memoria, para darle forma unitaria como texto. El efecto que se produce es que el hilo conductor es la abogacía, pero el contenido es una retahíla de anécdotas que no tienen perdida.

Les recomiendo la lectura agradabilísima de este conjunto hilvanado de amor a la abogacía, filosofía del abogado y anécdotas del foro. No dejen de comprarlo.

Acerca de Íñigo Coello de Portugal Martínez del Peral

Íñigo Coello de Portugal Martínez del Peral está casado y tiene cuatro hijos. Se licenció en Derecho (Universidad de Santiago de Compostela, 1981) y en Sagrada Teología (Universidad de Navarra, 1984) y más tarde obtuvo el grado de Doctor en Sagrada Teología (Universidad de Navarra, 1985) y en Derecho (Universidad de Navarra, 1986). En 1989 ganó las oposiciones de Abogado del Estado y de Letrado del Consejo de Estado. Desde 1993 se dedica a la abogacía de negocios. Es Académico correspondiente de Jurisprudencia y Legislación desde 1991. Es Letrado Mayor del Consejo de Estado desde 2009. Ha fundado la red COELLO DE PORTUGAL ABOGADOS. Escribió en el diario económico EXPANSIÓN desde 1991 hasta 2011.

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