Jordi CERVÓS NAVARRO, Cruzando el muro. Recuerdos sobre los inicios del Opus Dei en Alemania, Madrid, Rialp, 2016.
Cuando yo era joven, allá por 1968, mis padres tuvieron el acierto, que nunca les agradeceré bastante, de enviarme, desde que tengo 9 años, todos los veranos de mi vida, a vivir 2 meses fuera de España, para aprender idiomas.
En aquellas salidas de España, que eran absolutamente raras en aquella época, porque España todavía vivía en una fuerte autarquia, conocí personas, países y experiencias que muchos otros nunca vieron. Y desde luego que aprendí idiomas.
El año de 1974 me tocó visitar Alemania. Y como para entonces yo ya era adolescente, mis padres quisieron mandarme a un lugar donde tuviera cierta protección externa de mí mismo, para que no hiciera lo que me diera la gana sino que estuviera sujeto a cierta disciplina. Decidieron mandarme a Colonia, al Studentenheim Schweidt, donde pasé ratos extraordinariamente agradables, que ahora no puedo referir porque este no es un blog intimista sino de libros.
Allí conocí a mucha gente interesante, porque en todos los centros del Opus Dei los numerarios son gente extraordinaria desde el punto de vista intelectual, con ciencia variada y profunda, y conversación agradable.
Todos los días había en Schweidt un rato de tertulia como medio de formación.
En una de esas tertulias conocí a un señor que era vicerrector de la Universidad Libre de Berlín y catedrático de Fisiología, pero que no era alemán, sino español, y que se llamaba Jordi Cervós. No se hacía llamar «don Jorge Cervós» ni «don Jordi Cervós». Se hacía llamar Jordi Cervós. Era un hombre cercano, agradable y con una mirada muy profunda, que te taladraba. Todavía recuerdo cómo a cada uno que le dirigía los ojos, de paso le escaneaba el alma.
Oírle en las tertulias era una auténtica delicia. Había en Schweidt dos personas que tenían la facultad de llenar la sala explicando los inicios del Opus Dei en Alemania: el gran don Alfonso Par, absolutamente cercano a los jóvenes a pesar de su altura moral e intelectual, y de su importante prestigio en el Opus Dei, y Jordi Cervós. Ellos habían sacado el Opus Dei adelante en Alemania desde el primer día y lo contaban con interés a los que estaban allí, que escuchábamos atontados, para que aprendiéramos cuáles eran los medios sobrenaturales para hacer el Opus Dei. Y cuáles son las penurias por las que ellos habían pasado y cuáles habían sido los méritos que les habían encumbrado a cada uno en un fuerte prestigio personal y profesional.
Jordi Cervós explicaba los inicios del Opus Dei en Alemania y en particular los inicios del Opus Dei en Berlín, dado que el vivió en Berlín, aislado, pero haciendo el Opus Dei ahí, durante mucho tiempo.
Recuerdo esas tertulias con mucho gusto y cuando vi este libro lo compré inmediatamente. Pensé que tendría que ver con aquella época y que me gustaría leerlo.
Pero lo que no sabía es que casi iba a estar a punto de llorar. Porque la lectura me llevo aquellos tiempos y me puso muy cerca de momentos intensos de mi vida personal, en los que fui muy feliz y que ya pasaron. Son días que he tenido la oportunidad de revivir mediante la lectura de este libro.
Esos momentos no se los puedo traspasar a usted, lector, sino que tendrá que imaginárselos, porque usted nunca ha sido del Opus Dei, nunca ha estado en Schweidt, y mucho menos en el apasionante año 1974, cuando todavía en Berlín había un muro muy alto. Tan alto que, cuando alguien lo saltaba, los socialistas le mandaban al otro barrio con una bala.
Yo fui a Berlín ese 1974 en una excursión y nunca en mi vida he pasado más miedo que cuando me miró a los ojos el oficial de la policía alemana de la socialista DDR, mirando con asco mi pasaporte español, y por tanto franquista, con ánimo de encontrar en él la más mínima falta para arrestarme y no dejarme salir de allí.
Recuerdo con la misma intensidad el terror con el que sus conciudadanos alemanes, mis amigos, que exhibían sus pasaportes de la República Federal Alemana, RFA, se acercaban a la cola para salir de Berlín. Tenían el problema enorme de saber qué iba a pasar si por cualquier causa la policía de la DDR consideraba que la identidad era falsa o el documento falsificado.
Todo eso y mucho más, zozobras enormes y grandes cuidados, están narrados en este libro, cuya lectura les recomiendo, muy especialmente si ustedes están o ha estado en el Opus Dei.
Jordi Cervós ha muerto el 14.11.2021. Empecé a escribir este post antes de que muriera, en honor de su figura, pero no fui capaz de terminarlo, porque me resultaba una situación muy emocional. Hoy lo he acabado porque ya puedo escribir con más distancia de su figura, convencido como estoy de que Dios lo tiene junto a Él en el Cielo, donde estará gozando eternamente. Porque todos los sufrimientos que el narra aquí se los habrá encontrado, con toda seguridad, en el momento de su juicio.
Jordi Cervós pasó el final de su vida en Cataluña, dónde volvió, una vez jubilado en la Universidad de Berlín. De esa época no puedo decir nada. Pero tampoco él cuenta nada en su libro. Lo que a él le llenaba fueron sus dificultades, no sus bonanzas. Como a todo el mundo.
No se lo pierdan.