Pocas veces he disfrutado tanto últimamente leyendo como al pasar, no los ojos, ni la mente, sino los recuerdos recientes y las frustraciones próximas por las páginas de este libro. Lo tengo subrayado de principio a fin. Tanto me ha gustado que no sabría decir exactamente qué parte es la que se merece un mayor elogio. En síntesis, diría de Charles Ferguson anticipa el juicio final a muchos que se creían impunes pero resulta que había quien contemplaba, y hacía la suma, de sus acciones.
Son tantas las denuncias acumuladas, dirigidas en muchos casos a personas concretas, que me pareció en algún caso -es defecto de abogado- que Ferguson estaba comprando una demanda por libelo. Pero a cada paso he comprobado que todo lo que dice está contrastado y se apoya en estudios documentados que se relacionan al final del libro, en las notas. Si la ética bancaria del siglo XXI consiste en emparejar ingenuos con tiburones, Ferguson revela sus debilidades con una contundencia y justificación tumbativa. Hay muchos a los que no les preocupa la ética sino las demandas por fraude, y en manos de esos estamos.
Se podría pensar que estamos ante la repetición más o menos elaborada del documental. No es así. Estamos ante un libro nuevo que se tiene por sí mismo. De hecho, a la traducción, muy buena, de Ramón Vilà, sólo se le puede poner un «pero»: el título. Y probablemente no es cosa suya, sino del editor. «Inside Job» (que en español es algo así como «delito societario») no es el que le corresponde, sino el original, que es «Predator Nation» (Nación Depredadora).
Muchos curas y moralistas deberían leer este libro antes de pontificar ingenuamente sobre las injusticias del capitalismo actual. Porque aquí encontrarán un compendio de pecados pero también de penitencias a realizar. Mucho más: la denuncia de Ferguson es lo que los teólogos suelen llamar la denuncia de una «estructura de pecado». En concreto, y para este caso, de una «estructura de codicia» que es… la que nos gobierna.
El libro es un continuo «crescendo» que dura hasta el final. Si uno tiene estómago para ir recibiendo uno a uno los golpes de la realidad, cuando espera que, después de las denuncias, bajará el tono a la hora de las recetas, encuentra un nuevo Tocqueville. Solo que ahora no es un francés sino un nacional de los Estados Unidos que tiene la virtud de acercarse a los problemas de su propio pueblo con el enfoque de un hombre que hubiera venido de Marte. Su diagnóstico sobre «la democracia (actual) en América» es certero. Y por eso es, de nuevo, duro. Como la realidad. Vale para los Estados Unidos de América igual que vale para Europa. Secuestradas por el dinero y por los Partidos. Los defectos del sistema americano se propagan fácilmente a Europa. Así está sucediendo.
Echo de menos que algún europeo, y para el caso español, algún connacional, tenga el coraje y la objetividad de Ferguson para hacer un estudio, si no igual, sí similar, sobre la depredación que los bancos europeos y españoles han producido sobre la riqueza de los españoles y de los demás europeos. Como este libro es muy bueno, todo llegará, si no hay ya algún buen profesional dedicado, no a revelar, sino a acumular los desmanes que aquí se han producido y que todavía tenemos que pagar.
Recomiendo efusivamente la lectura de este magnífico libro.