Durante años, el Padre Pío de Pietrelcina vivió fuera del convento. Capuchino desde sus 16 años (novicio desde 1903, profeso solemne desde 1907) tuvo que dejar el convento de Serracapriola y fue enviado por sus superiores a Pietrelcina, con su familia, a causa de sus enfermedades. Sacerdote desde 1910, no obstante permaneció con su familia por motivos de salud hasta 1916, en que ingresó en el convento de San Giovanni Rotondo, en el que ya permaneció hasta el final de su vida, en 1968.
Durante el tiempo que estuvo muy enfermo y fuera del convento, en el mundo sucedieron muchas cosas. Entre otras, la primera guerra mundial, a la que, por estar en edad militar, y a pesar de su enfermedad, fue llamado a filas.
La época de la convalecencia, ya en casa, ya en hospitales militares, ya en breves estancias conventuales, fue para él de gran sufrimiento espiritual. El enfermo desde la cama redimía no pocas almas. Con la oración. Y recibía no pocas visitas sobrenaturales. Hasta llegar a recibir −ya en el convento− los estigmas del Ungido.
Ausente del convento; sin dinero; sin que en aquél tiempo el transporte fuera fácil; enfermo y cuando el teléfono no existía, el Padre Pío contaba sólo con una estilográfica para permanecer en contacto con sus superiores. Y vaya si la usó. A pesar de la enfermedad.
La sociedad Edizioni Padre Pio da Pietrelcina, ubicada en San Giovanni Rotondo, 2018, ha editado toda su correspondencia conocida, en 4 tomos. Editó en su día (1971) una primera edición corta del epistolario generado con sus directores espirituales, que tuvo un éxito muy importante para un libro de espiritualidad. Va por la 13ª edición o reimpresión, según cómo se cuente. La última es de 2018.
El primer tomo, que es el que estoy comentando, recoge la correspondencia del Padre Pío con sus directores espirituales. Son 1.390 páginas en papel biblia. Hay que tomarse tiempo para leerlas. Pero se leen casi de un tirón. Los demás tomos ya los comentaré en posts separados.
En este tomo la riqueza de las cuestiones que se tratan es sencillamente magnífica. Al principio, el libro refiere una dirección espiritual a distancia más bien sencilla y habitual. Pero a medida que va progresando el alma del Padre Pío, van apareciendo situaciones y afirmaciones de una profundidad que llama la atención. Me resulta imposible resumir tanto material complejo en un solo post. Solo quiero dejar constancia de que el sufrimiento interior y el progreso espiritual es abrumador.
La correspondencia se dirige al Padre Benedetto de San Marco in Lamis, superior regional durante mucho tiempo de la provincia de Benevento, a la que el Padre Pío estaba adscrito, y al Padre Agostino de San Marco in Lamis, su amigo, su antiguo maestro, su admirador y su director espiritual. Pero incluso con sus propios superiores espirituales de Padre Pio procura ocultar sus dones.
El Padre Pío, dado que se trata de la correspondencia con sus directores espirituales, no queda nada en el tintero. La correspondencia refiere también las dificultades que el Padre Pío encontró para sobrevivir en un ambiente oficialista vaticano, muy santo pero hostil a todo don extraordinario, en la medida en que lo extraordinario no se percibe bien cuando uno pretende tener el monopolio de la gracia.
Por supuesto, están en el libro todas las cuestiones relativas a los estigmas y a las demás gracias espirituales y sobrenaturales extraordinarias recibidas por el Padre Pío. Hay referencias a algunos casos de bilocacion. Son textos muy citados, pero siempre de modo parcial o sesgado. En el libro se encuentran enteros.
Lo lamento pero no hay edición en español. Estoy seguro de que Edizioni Padre Pio da Pietrelcina pronto encargará una edición que se pueda leer en nuestro idioma, pero por el momento desgraciadamente no la hay.
Recomiendo el libro como lectura espiritual. Señalo que su lectura es del todo imprescindible para quienes deseen dedicarse profesionalmente a la teología mística. El libro está en italiano. Puede comprarse haciendo click aquí.