Que las llagas de Cristo estuvieron en el cuerpo de San Pío de Pietrelcina para un creyente es cuestión difícil de negar, porque de otro modo jamás −jamás− habría subido a los altares. La referida cuestión es manifestación esencial de su existencia. Vale la pena resaltar, no sólo los documentos de la beatificación de Francesco Forgione, que es el nombre del Padre Pío (Pietrelcina 1887 – San Giovanni Rotondo 1968) antes de entrar en religión, sino también la documentación de su beatificación(1999), de su canonización(2002), o la actitud personal del Papa Francisco que, en 2016, hizo trasladar al Vaticano el cuerpo del Padre Pío, junto con el de San Leopoldo Mandic y en 2018 le ha visitado “en su propia casa”, San Giovanni Rotondo. No estamos ante un santo cualquiera, sino que estamos ante un santo que está siendo particularmente señalado por el Pontífice como persona que debe ser objeto de una especial veneración en nuestros días. Teniendo en cuenta que son los Pontífices los que nos dicen dónde están los pastos feraces en los que hemos de encontrar a Dios, y siendo claro que el Papa Francisco nos orienta hacia el Padre Pío con preferencia hacia otros santos, lo inteligente es buscar la gracia de Dios donde se encuentra en abundancia.
SÓLO PARA CREYENTES. PERO PARA TODOS LOS CREYENTES. José María ZAVALA, El Santo: La revolución del padre Pío
Resulta bastante difícil hacer una reseña objetiva del libro de José María Zavala sobre San Pío de Pietrelcina. O más bien, sobre el último libro de José María Zavala sobre el Padre Pío, ya que se ha ocupado de este santo muy diversas ocasiones (2017, Mano a mano Padre Pío; 2014, Un juego de amor: el padre pío en nuestro camino al matrimonio; 2011, Padre pio – los milagros desconocidos del santo de los estigmas).
La causa por la que resulta difícil es porque cuando uno se acerca a la figura del Padre Pío, ya sea por medio de José María Zavala o por cualquier otro medio, entra en contacto directo con lo sobrenatural. Y, por definición, lo sobrenatural es inasequible. Cotidiano, cercano, pero inasequible. Así sucede con este libro, que nos acerca de modo vital −existencial− a la vida del Padre Pío.
No es una biografía. Lo que pretende el autor es acercar a las personas al Padre Pío. Podríamos decir que es una especie de testimonio. No sólo de testimonio propio de Zabala −porque hay un fuerte testimonio personal al inicio del libro− sino porque lo que recoge Zabala es un conjunto muy bien hilvanado de vivencias relacionadas con la presencia de Cristo en la persona de San Pío de Pietrelcina. Un conjunto de sucesos en los que nuestro Señor Jesucristo es el protagonista, por medio del Padre Pío.
Milagros, en una palabra. Sucesos que no tienen explicación a la luz de la razón. El libro es muy atractivo porque nos acerca a lo sobrenatural, no en su faceta mala, que sería la presencia de satanás, sino en su faceta buena, que es la presencia entre nosotros de las llagas de nuestro Señor Jesucristo, el cual está con nosotros no sólo en la eucaristía, dónde está realmente presente, sino que también en la transverberación de sus llagas a la persona de San Pío, respecto del cual tuvo especial misericordia.
Desde ese punto de vista, resulta muy correcto y muy oportuno el libro de José María Zavala. Para mí personalmente ha supuesto un descubrimiento de la persona y figura del Padre Pio −del que no sabía nada− y, como considero que este descubrimiento puede tener interés para muchas otras personas, me permito señalar en esta recensión que la lectura del libro puede resultar muy provechosa para entender, no solo la figura del Padre Pío sino también cómo ha sido la presencia de nuestro Señor Jesucristo los días recientes. Es claro que la persona de Jesucristo ha pasado muy cerca de San Pío de Pietrelcina.
Antes de cerrar esta pequeña opinión me gustaría traer a colaciónj una cita del libro, que está en la página 20: “la vida del Padre Pío había estado marcada por una lucha titánica contra los espíritus malignos. Él había experimentado en concreto cómo el amor de Dios, que no es algo etéreo ni lejano, pasa a través del cuerpo”.
Y otra cita, de la página 20: “No tengo ni un minuto libre. Todo el tiempo se emplea en desatar a los hermanos de los lazos de satanás. Bendito sea Dios. Por eso os ruego que no me aflijáis más junto con los otros en el trabajo de la caridad, porque la mayor caridad consiste en arrancar almas atrapadas por Satanás a fin de ganar las para Cristo. Y eso es precisamente lo que hago día y noche”.
Estamos, en suma, ante un místico. Ante una persona con la que Jesucristo mismo se ha volcado hasta hacerse presente en el modo también físico. Cómo estas cosas son difíciles de entender, recomiendo la lectura del libro de José María Zavala.
Vale 19,90 euros. Está editado por “Temas de Hoy”, no tiene erratas y, dentro de lo que hay en estos días, en los que todas las ediciones son en tapa blanda y las impresiones en papel malo, la encuadernación es buena. Para estándares españoles actuales, el libro está en su precio. Que lo disfruten.